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De nuevo ha sido en San Mamés donde el Real Betis Balompié ha escrito otra de esas gestas gloriosas, que hacen de nuestro club, un equipo único e irrepetible, eso sí, con su sufrimiento añadido que nunca puede ni debe faltar.
Los primeros 45 minutos fueron primorosos, con un Athletic muy nervioso y muy fallón y por el contrario, un Betis bien posicionado, con mucha presión y con rapidez y acierto letal arriba. Las tres llegadas a la meta de Iraizoz, las convirtieron en sendos goles, tanto Rubén Castro, Beñat, así como un destacado Jorge Molina. En la reanudación, volvió el Betis desesperante de muchos momentos de la temporada pasada, cosa que dio alas a los vascos y que en una gran remontada, igualaron la contienda y pusieron en peligro la victoria bética. Menos mal, que la reacción desde el banquillo, con total acierto en los cambios, inclinaron de nuevo la balanza hacia el conjunto verdiblanco, con dos goles magníficos de Pozuelo y Jorge Molina.
No hay que tirar las campanas al vuelo, porque esto no ha hecho más que empezar y hay que limar defectos, pero el comienzo no ha podido ser más esperanzador, eso sí, se me antoja una verdadera locura traspasar a Beñat, al menos que los millones lleguen a porillo.
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