El 18 de mayo de 2014 no se olvidará fácilmente en casa de Ibai Cadena. Tampoco en El Sadar. Ni para los aficionados de Osasuna ni del Betis. Aquel día pudo producirse una tragedia. Cedió una valla y se paró el partido de la última jornada que estaban disputando osasunistas y béticos. Sólo hubo heridos.
Ni corto ni perezoso, AlfredNdiaye se acercó para ver si podía auxiliar. Vio llorando a un chico de nueve años, que había acudido al fútbol con su hermano. Lo cogió en brazos y buscó un lugar seguro. Aquella imagen fue un emblema de solidaridad y desató una historia que mañana tendrá continuidad en el mismo escenario, cuando el Betis visite a Osasuna e Ibai y Ndiaye vuelvan a ser protagonistas.«Al final nos queda un recuerdo positivo. No pasó nada y nos hemos reído mucho. Es evidente que en aquel momento me llevé un gran susto como madre. No estaba viendo el partido. Mi hermana, que vive en Bilbao, sí y distinguió ahí a Ibai. Me dijo que iba a traspasar la pantalla. No me querían llamar. Yo no me quedé tranquila hasta que no llegaron a casa, aunque hablé antes con Ibai y con Alfredo, el que era entonces segundo entrenador de Osasuna. Mi marido sí salió escopeteado hacia el estadio», señala Ana, la madre de Ibai. «Cuando vea a Ndiaye un par de besos le va a caer, seguro. Me han dicho que sólo habla francés pero nos va a entender cuando le demos nuestro agradecimiento total. Tenemos ganas de verle en carne y hueso. Fue un gesto muy bonito», continúa.
El partido continuó. Al día siguiente Ndiaye llamó por teléfono a Ibai desde el Ave que le traía de regreso a Sevilla. Ibai, tímido y de pocas palabras, recuerda aquello. «Sí, sí. No sé qué le voy a decir cuando lo vea. Le daremos las gracias», cuenta el pequeño, que milita en un equipo de fútbol de su edad en el que juega de defensa central izquierdo, aunque confiesa que quiere ser torero. ¿Quieres que asciendan Osasuna y el Betis? «Sí». ¿Y quién quieres que gane el partido? «Osasuna».
La familia tiene los pies en el suelo porque la vida de Ibai ha cambiado en algunos detalles. Tras la llamada telefónica Ndiaye le regaló una camiseta dedicada. Sus padres la guardaron hasta el día de su Primera Comunión. Se la puso y se fotografió con ella. Ahora está enmarcada en su cuarto acompañada por la foto del rescate. La historia, bonita por el gesto humano y por su implicación futbolística, fue aprovechada por Osasuna para su campaña de abonados, protabonizada por el pequeño Ibai, que aparece en una grada vacía agitando una bandera y con el lema «Volveremos», mensaje común para ambos clubes en su intención de regresar a Primera.
Ibai se reencontrará con Ndiaye hoy mismo en el hotel y verá el partido en un palco vip del estadio navarro junto a su familia. «Con lo que ha sucedido después de aquello hemos descubierto el corazón de mucha gente que se ha preocupado por nosotros. Todo lo que ha pasado nos hace tener un recuerdo agradable. El otro día vi la caída de la valla en el Telediario y era impresionante pero se ve con otros ojos al saber que no ha pasado nada y esto quedará como una historia que contar», dice la madre.
Fuente: Al final de la palmera.
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